Envejecimiento y Desarraigo

21

OCTUBRE, 2017

El envejecimiento es un proceso biológico e inevitable que conforma una de las etapas de la vida, siendo una parte normal del desarrollo.

Sin embargo, debemos reconocer que es una etapa difícil y complicada ya que se caracteriza por la aparición de múltiples pérdidas.

Estas pérdidas se dan en diferentes niveles como son:

Físicas: principalmente debidas a los deterioros en las capacidades como déficits en la agudeza visual y auditiva y aceleración del deterioro cognitivo como pérdidas en la memoria y en la capacidad de concentración y atención.

Psicológicas: además de la asimilación de los deterioros físicos, los ancianos deben hacer frente a las continuas pérdidas de personas de su grupo de referencia incluso a la viudez, debiendo asimilar no sólo la pérdida de su compañero de vida si no también el importante cambio de vida que ello implica.

Laborales: aunque para algunas personas la jubilación se convierte en una oportunidad para realizar actividades relegadas por el trabajo, para la mayoría es vivida como una amenaza a su papel en la sociedad alterando sus relaciones sociales y, en muchos casos, su capacidad económica.

Sociales: hábitos rutinarios debidos a la falta de funciones, la limitación de los vínculos sociales o incluso los continuos cambios de domicilio para trasladarse de la propia casa a la de los hijos, dificultan la integración y el mantenimiento de una red social.

Desarraigo en la vejez

Todo este conjunto de pérdidas genera en el anciano una disminución de su autonomía y frustración, por lo tanto, se convierten en potentes agentes estresantes que inducen al aletargamiento emocional, desesperanza y cansancio de la vida, pudiendo acelerar más el proceso biológico y psíquico del envejecimiento.

«Desarraigar al anciano de su entorno, significa privalo de su entorno social, perdiendo las referencias sociales y familiares.»

De esta manera, el soporte familiar y social se convierten en un agente protector ante las consecuencias negativas derivadas de esta etapa vital. Desarraigar al anciano de su entorno (ya sea mediante la institucionalización o alejándolo de su domicilio) significa privarlo de su entorno social, perdiendo las referencias sociales y familiares, su autonomía y su capacidad de decisión en el día a día y, de esta manera, perdiendo los efectos protectores del apoyo familiar.

«Los servicios de La Cruz Azul están orientados a que la persona mayor viva hasta el final de sus días en su propia residencia.»

En La Cruz Azul nuestros servicios están orientados a que la persona mayor viva hasta el final de sus días en su propia residencia, mediante la asistencia directa en el domicilio del anciano, cerca de sus recuerdos, cubriendo sus necesidades básicas y evitando el desarraigo del hogar, de modo que puedan seguir manteniendo sus referencias afectivas, sociales y personales que actúan como amortiguadores de la salud física y psicológica de los ancianos.

Doctora Carmen Sola

Doctora Carmen Sola

Colegiada núm. 46 46 12727 – Valencia

Directora Médico de La Cruz Azul

¿Quiere ver otros artículos antes de que se publiquen?

Suscríbase a nuestro boletín.