El Sueño en la Senectud
En la senectud se observa un mayor aumento de quejas con relación a las dificultades para dormir
Y es que en este periodo de la vida, y a medida que vamos envejeciendo, se produce una disminución de la eficacia del sueño y de su tiempo total, es decir, va perdiendo poco a poco calidad y cantidad.
Sueño en la Senectud
Con la edad el sueño se vuelve más fragmentado y ligero, por lo que se hace más superficial, se presentan dificultades para conciliar el sueño, aumenta el número de despertares y se prolongan los periodos de vigilia nocturna, disminuye el sueño profundo y se modifica su distribución temporal, produciéndose un avance progresivo de fase y un acortamiento del ritmo circadiano endógeno, por lo que el anciano se acuesta antes y se levanta antes.
Todo esto conlleva a un escaso tiempo total de sueño y por tanto a que este no sea reparador.
«Los deterioros en la calidad y cantidad de sueño son paralelos al daño estructural y a las disfunciones del Sistema Nervioso Central propias de la edad.»
Sin embargo, también pueden ser provocadas por trastornos médicos (enfermedades crónicas, cardiacas, respiratorias y principalmente articulares que producen dolores o incluso por la medicación administrada para paliar los síntomas de estas enfermedades) o psicológicos (trastornos del estado de ánimo como la ansiedad o la depresión).
En la mayoría de estos casos, el tratamiento de las enfermedades primarias puede ser suficiente para mejorar el sueño.
Otros problemas del sueño pueden estar propiciados por preocupaciones, cambios en los hábitos, escasa realización de actividad física, ingesta de estimulantes como cafeína y tabaco, etc.
En la mayoría de los casos para el tratamiento del insomnio bastará con una serie de pautas, higiene del sueño, que nos pueden ayudar a conciliar y mantener el sueño, como pueden ser:
- Mantener un horario regular tanto para acostarse como para levantarse a la misma hora todos los días.
- Evitar comidas muy pesadas y abundantes antes de irse a la cama.
- Utilizar ropa cómoda y mantener una temperatura adecuada en la habitación.
- Eliminar los ruidos y luces que puedan interferir en el descanso.
- Realizar alguna actividad física preferiblemente por las mañanas.
- Evitar siestas muy prolongadas ya que 20-30 minutos son suficientes y no interfiere con la calidad del sueño nocturno.
«Lo más importante es no obsesionarse»
Si tras 15 o 20 minutos no ha podido conciliar el sueño lo recomendable es levantarse de la cama y realizar una actividad tranquila como escuchar música o leer, ya que realizar un esfuerzo para dormir puede producir un efecto contrario, generando más nerviosismo.
Doctora Carmen Sola
Colegiada núm. 46 46 12727 – Valencia
Directora Médico de La Cruz Azul
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