Con cada latido del corazón se bombea la sangre para ser llevada a todas las partes del cuerpo.

La tensión arterial es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias.

Cuanto más alta es la tensión, más esfuerzo debe realizar el corazón para poder bombear la sangre, derivándose así los problemas cardíacos.

Hipertensión

Con la edad los vasos sanguíneos se endurecen, perdiendo elasticidad las arterias, por lo que el corazón debe latir más fuerte para conseguir aumentar la presión y que llegue la sangre a todas las partes del cuerpo, esta es la razón por la que la hipertensión aumenta con la edad, encontrando una prevalencia alrededor del 65% en personas mayores de 65 años.

La hipertensión puede presentar síntomas como dolores de cabeza o torácicos, palpitaciones, dificultades respiratorias o hemorragia nasal, sin embargo, es conocida como “la enfermedad silenciosa” ya que no siempre muestra síntomas.

Recientemente, en las Sesiones Científicas 2017 de la Asociación Americana del Corazón donde junto con otras asociaciones han elaborado y publicado una nueva guía médica para el Diagnóstico, Tratamiento y Seguimiento de la Hipertensión Arterial, se han establecido nuevos valores para la hipertensión.

Las nuevas categorías son:

• Normal: menor a 120 / 80
• Elevada: 120-129 sistólico / menor a 80 diastólico
• Grado 1: 130-139 // 80-89
• Grado 2: 140 // 90
• Crisis Hipertensiva: valores superiores a 180/120

Sin embargo, estas correcciones deben ser tomadas con cautela, ya que están basadas en la revisión de estudios epidemiológicos y tienen que ser contrastados con ensayos clínicos controlados.

No obstante, independientemente de las cifras establecidas en las guías internaciones, es evidente que es importante mantener controlada la presión arterial en los ancianos ya que es la población con más riesgo de complicaciones vasculares.